Testimonios

La Cruz de Oro estaba ahí cuando la necesité. Ellos fueron mi familia y nunca olvidaré lo que supuso para mi formar parte de ella. Me han ayudado a ser la persona que soy hoy día. Estoy agradecida por su ayuda y es un honor ser parte de este grupo

Buenas tardes,

Mi nombre es Jon y soy un alcohólico rehabilitado gracias a mi esfuerzo y a la ayuda de la asociación de alcohólicos rehabilitados La Cruz de Oro.

Estuve ingresado en una clínica fuera de Bilbao durante un tiempo y a la vuelta todo el seguimiento a mi tratamiento se realizó desde la asociación.

En la asociación me encontré con gente sencilla que me recibió con los brazos abiertos a la cual le estaré siempre agradecido. Terapias, terapias y más terapias en la asociación, esa ha sido mi medicina. Incluso en la asociación he pasado y paso muchos ratos libres compartiendo con la gente que he conocido allí juegos de cartas, algún café, etc…

Animo a todas las personas que viven actualmente la enfermedad del alcoholismo a pasarse por la asociación e informarse.

Se puede salir de ese infierno y volver a vivir!!!!

Hola Soy Katy: Enferma Alcohólica con 10 años de rehabilitación, pero la historia que quiero contaros, va dirigida a todas las personas que como mi hermana Bego han demostrado una gran valentía y entereza, personas que se niegan a perder esa gran dignidad recuperada.

Mi gran querida hermana del alma, que el día 20 de Octubre de 2.014, se fue de este mundo. Somos mellizas y muy unidas con muchas cosas en común y una de ellas era el alcoholismo, esta enfermedad que te atrapa poco a poco, sin verla venir.

Cuando en Febrero la diagnosticaron el cáncer que se la ha llevado, decidió luchar por su vida con mucha entereza y gran dignidad y recordar la gran decisión que tomó hace seis años cuando comenzó la rehabilitación, durante los cuales supo seguir siendo libre del yugo al que vivimos sometidas durante gran parte de la vida, mientras consumíamos, pero Begoña una vez más supo seguir en el camino de la abstinencia y eligió lo mejor para su vida. Ser “libre”.

Para mí, no solo como hermana, si no por mi condición de alcohólica, me ha dado una gran fuerza para seguir en el mismo camino de la abstinencia; espero que le sirva a toda aquella persona que en su día tomó la decisión de no volver a beber.

Sin más, desde donde estés, gracias por habernos hecho fácil, tu ingreso y tu final. Has sido una gran luchadora y muy, muy valiente; te he querido y seguiré queriendo estés donde estés.

Escribir este relato, que seguro ayudará a más personas, me hace sentirte a mi lado, como hemos estado desde que nacimos hasta el día de tu despedida.

Besos tu hermana con todo mi amor

KATY gracias

Mis circunstancias laborales cambiaron y me refugié en el alcohol, drogas y la noche. La cosa sólo podía ir a peor y así fue. Toqué fondo, destrocé mi familia y mis amigos no contestaban a mis llamadas. Me quedé solo. Ahora acudo a menudo a los grupos de Ayuda Mutua y siento que las cosas pueden mejorar. Gracias por todo.

Estar limpio no significa que no vaya a tener que enfrentarme a los retos diarios. Pasar por La Cruz de Oro me ha ayudado a encarar las dificultades sin recurrir al alcohol. Gracias por estar ahí y darme una segunda oportunidad.

Dejar de tomar es indispensable pero es solo el primer paso. Para rehabilitarse hay que hacer un cambio personal radical. Ser legal, humilde, saber pedir ayuda y aceptar que somos adictos

Yo no daba un euro por mí. Llegué a abandonarme y a tirar la toalla. Pensé que el bienestar no llegaría nunca. Gracias a la Cruz de Oro, he recuperado la autoestima y me siento capaz e integrado. La vida no es de color rosa, pero sin consumir soy capaz de actuar con responsabilidad y cordura. Me siento, por fin, vivo

Después de 13 años sin probar el alcohol, recaí de la manera más estúpida. Volví a sentir cómo mi vida se desmoronaba de nuevo y la depresión se cebó conmigo. Un amigo me convenció y me motivó para acudir a las reuniones de La Cruz de Oro y hoy puedo estar orgulloso de lo que he conseguido y las personas que he conocido.

Claro que se puede. Y se debe. El adicto solo tiene dos caminos: seguir consumiendo y perderlo todo, o construir una vida sin tomar, satisfactoria, plena, ilusionante. La ayuda es necesaria, pero la decisión última de rehabilitarse es personal e intransferible

Cuando decidí acudir a La Cruz de Oro no sabía lo que me iba a encontrar. Me recibieron con los brazos abiertos y me hicieron sentir uno más desde el principio. Si de verdad quieres cambiar tu vida esta gente puede enseñarte cómo hacerlo.

Buenos días, me llamo Katy P. y actualmente tengo 53 años, aunque a decir verdad desperté de la vida hace aproximadamente 8 años, concretamente el día 3 de Mayo del año 2005, cuando en un momento de reflexión conmigo misma, tomé conciencia de mi condición de enferma alcohólica.

Mi rehabilitación como enferma alcohólica en proceso de recuperación, se debe en un primer momento a mi interés personal por cerrar aquel capítulo de mi vida, y poco más tarde a la asistencia sanitaria y a mi petición de ayuda en la asociación La Cruz de Oro.

Asociación en la cual me acogieron desde el primer momento con una discrección y confianza total y absoluta.

La forma en que me recibieron me hizo sentir bien, tranquila y a gusto.

Había llegado mi momento y aquel era mi sitio.

Allí había personas como yo, con mis mismos problemas, mis mismas inquietudes y mis mismas zozobras. !Que alivio! Sabía que algo me pasaba, pero no sabía muy bien que era y como se llamaba.

En La Cruz de Oro me abrieron los ojos, me dijeron que yo era una enferma alcohólica, que existe una enfermedad llamada alcoholismo y que el primer paso para la recuperación de mi enfermedad ya lo había dado. Que tenía que seguir caminando, despacio, sin prisas. Esto es para toda la vida pero si quieres puedes….

Y yo quería !!!

Quería salir de todo aquello, no quería sufrir más y no podía permitir que el alcohol destrozara mi vida y la de mi familia.

Por mi y por ellos, ya no más. Quiero vivir y voy a cambiar el beber por vivir. !Suena bien! Me gusta la idea y quiero intentarlo !Tengo amigos! Me quieren ayudar y yo necesito de esa ayuda. !Este es mi momento!

Decidí, no me pregunteís como, que el alcohol no iba a formar parte de mi nueva vida. La decisión no fué fácil. Me costó lo mío, pero estaba decidida a intentarlo, a dejar atrás a mi compañero de mil y una aventuras.

No quería volver a caer otra vez en lo mismo. Esta vez tú te quedas ahí y por favor te pido que no me persigas. !Quiero vivir! !Y quiero vivir bien! !Lo mejor posible! y creo firmemente que tú no eres la mejor compañia en esta nueva andadura.

Te conozco, tú me dices que eres mi amigo….!Menudo amigo! Yo no quiero esa clase de amigos, yo sólo quiero ser feliz y tú me llenas de angustias, de miedos y de tristezas.

Sé que mi familia también ha sufrido, lo sé aunque no me lo digan.

Sé que mi hija siempre ha estado a mi lado, luchando y tirando de mí.

Sé que quieren ayudarme.

Sé que siempre va a estar a mi lado y sé que siempre voy a poder contar con ella y con su ayuda. Con ella y con mi otra hija. Con mi familia y con mis amigos.

Ahora sé que tengo amigos, amigos de verdad.

Amigos que se ríen conmigo….no de mí.

Amigos que son amigos.

Amigos que sonríen cuando me ven feliz y me preguntan que me pasa cuando me ven triste.

No son amigos de tasca, de barra libre, de según el momento y la ocasión. De esos amigos paso, porque ya no bebo, ya no me buscan para beber, no les intereso ni ellos a mí tampoco. Me he dado cuenta desde que dejé de beber alcohol, que la vida hay que vivirla intensamente, que como dice la canción solo se vive una vez y que cada día es nuevo y diferente.

Yo quiero vivirlos así, como estoy ahora, limpia, clara y lúcida. Sabiendo lo que quiero, como lo quiero y como conseguirlo.

Y para terminar solo dos apuntes.

Primero – Dar las gracias a todos en general por vuestra ayuda y comprensión. Gracias a todos mis compañeros de La Cruz de Oro. A mi familia, a todos y cada uno de ellos. A mis amigos, a los de verdad. A los que tengo ahora mismo y a los que vendrán. Y gracias a mí misma, por haber sido capaz de salir de todos y cada uno de mis miedos, angustias y zozobras. Gracias. Muchas gracias.

Segundo- Y todavía más importante que el primero. A las personas que como yo, están pasando el infierno por el que yo pasé en su día, animarles a que pidan ayuda. En las asociaciones, a su médico y a su familia. Necesitamos ayuda para salir de la adicción. Con ayuda se puede. Y así como yo me encontré dentro de la asociación La Cruz de Oro con personas dispuestas a ayudarme, tú seguro que encuentras alguien que te ayude y te acompañe en tus primeros pasos hacía la rehabilitación.

Y recuerda….cambia el beber por vivir….

Me gustaría aprovechar este momento y la oportunidad para darle las gracias a La Cruz de Oro por tener estos programas. Algunas de las personas quieren esto y otros no. Yo mismo estoy agradecido de ser parte del programa. Espero poder también haber ayudado con mi participación y testimonio a los que han compartido conmigo esta experiencia.

Hola, mi nombre es Begoña y soy una alcoholica rehabilitada en La Cruz de Oro.

Cuando conocí la asociación La Cruz de Oro hace unos años fué después de muchos años de luchar con mi problema con el alcohol, de miles de intentos de dejarlo sin conseguirlo. Con recaídas cada vez mayores convirtiendo mi vida en un infierno. Llevandome al final a tirar la toalla consciente de que eso me llevaba a terminar con todo o la muerte.

Terminé en el hospital en el ala psiquiatrica donde recibí el tratamiento correspondiente y cuando me dieron el alta me derivaron al módulo para continuar, donde me hablaron de La Cruz de Oro a donde acudí y sigo acudiendo siendo el sitio donde he podido entender mi enfermedad de adicción y poder dejarlo aprendiendo de tod@s los compañer@s a vivir sin drogas y donde tener un espacio para hablar de todos tus miedos o inseguridades o problemas y donde todos te entienden y te ayudan a tener una vida mejor y una libertad que no tenías.

Miren, 61 años, cumple dos en rehabilitación en Cruz de Oro. Nos cuenta cómo ha cambiado su vida.

“Quiero explicar cómo me sentía hace solo tres años, en 2016. Estaba en un pozo negro sin salida: por mucho que quería, no podía dejar de beber. Todos los aspectos de mi vida empeoraron. Era una lucha diaria y desesperada; había perdido el control. Al final de ese año, 2016, me encontraba sin esperanza. Había tenido antes dos intentos de suicidio y en ese momento había perdido las ganas de vivir.

En el año 2017, decidí pedir ayuda a mi médico de cabecera y después de pasar por el psiquiatra me recomendó acudir a La Cruz de Oro. No sabía qué me iba encontrar y me costó unos meses decidirme; hoy digo que fue una suerte de oro.

Justo ahora se cumplen dos años de haber tomado esa decisión tan importante para mí. Hoy estoy feliz y con ilusión. En la asociación, me encontré con unas personas muy naturales y humanas. Los terapeutas solo nos quieren ayudar y el grupo de ayuda mutua, mujeres y hombres, lo mismo.

Si estás en la situación en la que yo estaba hace solo tres años, anímate, pon freno a esa enfermedad, haz algo por ti. Vas a ganar mucha calidad de vida”.

Miren.

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